Las Instituciones Financieras de Desarrollo (DFI, por sus siglas en inglés) son instituciones nacionales e internacionales que proveen créditos, subvenciones y otras inversiones para proyectos y actividades en todo el mundo. Entre ellas: el Banco Mundial, Corporación Financiera Internacional y el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones, el Fondo Monetario Internacional, el Banco de Desarrollo de los BRICS, el nuevo Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, los bancos de desarrollo regionales, incluyendo el Banco Asiático de Desarrollo, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Africano de Desarrollo, el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, el Banco Europeo de Inversiones, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, y el Banco Islámico de Desarrollo, así como instituciones nacionales como el Banco de Desarrollo de Brasil o el Banco Alemán de Desarrollo, o la Corporación Estadounidense de Inversiones Privadas en el Extranjero. Las DIF también incluyen fondos temáticos como el Fondo para Infraestructura de ASEAN o el Fondo Verde para el Clima.
Muchos proyectos de las DFI son fácilmente visibles, como las represas, las carreteras o las fábricas. Sin embargo, las DFI también conceden préstamos y subvenciones a gobiernos para iniciativas de más difícil seguimiento, como la realización de estudios técnicos, la creación de políticas o el pago de programas de salud o educación. También llevan a cabo investigaciones y elaboran informes que influyen en las leyes y políticas nacionales, como las normas anticorrupción o las reformas a las subvenciones.
¿Qué tienen en común las DFI?
Las DFI nacionales reciben dinero del Estado, mientras que las DFI multilaterales a menudo reciben una contribución de cada uno de los países miembro, además de fondos adicionales de los países más ricos. Gran parte de estos fondos provienen del dinero público de los contribuyentes. Las DFI también pueden recaudar fondos de otras maneras, como vendiendo bonos o cobrando intereses por sus préstamos.
Las DFI son propiedad de y están gobernadas por los gobiernos. Las decisiones para aprobar proyectos, políticas y estrategias las toman representantes de los gobiernos, los llamados directores o directores ejecutivos. En las DFI más tradicionales, como el Banco Mundial, cuanto más contribuye un gobierno, mayor es su poder de voto.
Las DFI tienen generalmente misiones de interés público, como la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible.