Por qué me uní a la Coalición: Necesitamos poder colectivo para lograr el cambio

Dic 14, 2020

Por Ivahanna Larrosa

Hace un par de meses, me uní a la Coalición como Coordinadora Regional para América Latina y aún estoy estableciéndome en este nuevo rol. Estoy disfrutando conocer a nuestros miembros y aliados en toda la región, y entre ellos/as reencontrarme con amigos y colegas de diferentes organizaciones con las que ya he trabajado antes.

Me uní a la Coalición inspirada por sus valores y su teoría del cambio, basada en la visión del desarrollo liderado por las comunidades. Para mí, esta es una oportunidad emocionante para seguir aprendiendo y ayudar a compartir saberes y experiencias sobre enfoques del desarrollo basados ​​en los derechos humanos. Como feminista, siempre estoy en un proceso de aprendizaje, tratando de entender cómo podemos identificar y romper las estructuras de opresión y todas sus capas.

He trabajado con organizaciones de derechos humanos, grupos feministas y organizaciones lideradas por comunidades durante más de 20 años a nivel local, regional e internacional. Me siento privilegiada de seguir aprendiendo de defensores, defensoras y activistas destacados y formar parte de la comunidad global que representa la Coalición.

En mis roles anteriores, tuve la oportunidad de coordinar esfuerzos de coaliciones y redes globales, como la campaña para la Ratificación del Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en la Red-DESC. También he trabajado como directora en la oficina nacional de Amnistía Internacional en mi país de origen, Uruguay, entre otras funciones de incidencia y coordinación con diferentes organizaciones.

Estas experiencias me han enseñado hasta dónde podemos llegar gracias a nuestro esfuerzo colectivo y la diferencia que podemos hacer al convertirnos en una fuerza poderosa que va más allá de la suma de nuestras partes.

Algunas de las áreas en las que me he centrado en mi trabajo son los derechos económicos, sociales y culturales, y especialmente los derechos al hábitat (el derecho a la vivienda y el derecho a la ciudad). Esto me ha permitido apoyar y aprender de las comunidades afectadas por los llamados proyectos de desarrollo en sus localidades, ciudades y territorios. En este momento desafiante en particular, me siento honrada de ver la resistencia y la respuesta de las comunidades locales que enfrentan los peores impactos de la pandemia, debido a la falta de políticas adecuadas y las desigualdades estructurales persistentes. La solidaridad y las respuestas innovadoras de las comunidades de todo el mundo han sido otra prueba de fuerza y ​​poder colectivo.

Siempre me han interesado los vínculos entre el campo de los derechos humanos y el desarrollo y la arquitectura financiera internacional. Estos campos a menudo se consideran separados, a pesar del impacto determinante de las políticas y estructuras económicas en el cumplimiento de los derechos humanos. Uno de los espacios donde se han reunido los activistas que trabajan en estos campos han sido los Foros Sociales Mundiales, donde he visto cómo nuestra energía, conocimiento y alegría colectivos pueden mejorar el poder colectivo de las personas.

La idea de que los derechos humanos deben defenderse y respetarse en el sector de la financiación del desarrollo no es nueva, pero ahora ya no se puede ignorar. Las comunidades locales han desafiado el orden económico dominante y han propuesto cambios estructurales radicales. Todos los días escuchamos sobre comunidades y defensores que enfrentan riesgos como represalia por su trabajo en defensa de los bienes comunes, en defensa de sus territorios, en defensa de su derecho a la autodeterminación sobre sus propios caminos hacia el desarrollo. Entran en juego actores poderosos, como gobiernos, corporaciones, bancos de desarrollo y grandes medios de comunicación. Todos estos actores tienen que contribuir a propiciar un entorno de participación y escuchar las voces de los más afectados. Necesitamos contrarrestar estos poderes para poder tener sociedades justas con una participación significativa de las personas, donde se defienda el bien común y sea posible una vida digna para todos y todas.

Creo que la Coalición con sus miembros es una poderosa fuerza colectiva y un espacio donde personas comprometidas y diversas de todas las regiones y caminos se unen para hacer posible otro mundo. Me siento honrada de ser parte de esta gran comunidad y poder contribuir humildemente a su trabajo.

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